Un golpe de castañuelas y empieza el espectáculo de esta danza típica tan primitiva y colorida que aun hoy se desconoce el origen exacto. El Ball Pagés de Ibiza y Formentera (declarado Bien de interés Cultural Inmaterial del 18 de junio de 2012) es una danza en la cual el hombre invita a bailar a la mujer con un toque fuerte de castañuelas, ataviados con vistosos trajes y según la ocasión adornadas ellas con espectaculares joyas llamadas emprendadas.
¿COMO ES LA DANZA TÍPICA DE LAS PITIUSAS?
El «ball pagès» es el nombre con el que se designa al conjunto de danzas tradicionales de las Pitiusas. Son bailes pertenecientes a la sociedad rural que tiene como característica común una clara diferenciación entre los papeles del hombre y la mujer. La mujer, con actitud sumisa, recoge los brazos en el cuerpo y fija la mirada en el suelo y no en el bailador, mientras con pasos muy cortos y rápidos va describiendo círculos dentro de los cuales actúa el hombre.
La mujer con su emprendada es cortejada por el hombre
Él (hombre), en cambio, no tiene unos pasos predeterminados, y baila haciendo grandes saltos y lanzando las piernas, esforzándose por seguir a la bailadora con la mirada; pero nunca le debe dar la espalda.
El hombre intenta atraer la mirada de la bailadora con saltos y muestras de habilidades
La música que acompaña a las danzas es interpretada por el «sonador» con el tambor y la «flaüta», y por los bailadores masculinos con las «castanyoles».
Los sonadors acompañando el baile con instrumentos típicos
HISTORIA Y ANTECEDENTES
Tradicionalmente, los bailes se celebraban en las casas de campo, coincidiendo con las principales tareas colectivas, como las matanzas, desgranar el maíz, etc.
El origen de nuestros bailes es desconocido, si bien sus características (forma de círculo) y la intensa carga ritual nos hacen pensar que puede tratarse de danzas de origen muy antiguo. La influencia cristiana puede ser la más fuerte, porque es la más reciente que ha sufrido nuestra cultura. Aun así, es fácilmente reconocible el carácter profano de las danzas, especialmente en los bailes en pozos y fuentes. Todos estos bailes cerca de pozos y fuentes se iniciaban por San Juan, coincidiendo con la celebración del solsticio de verano y se alargaban durante todo el periodo estival.
Ball al Pou de Sa Punta de Dalt
Estos bailes podrían estar relacionados con un posible antiguo culto al agua de origen pagano, que con el tiempo se hizo coincidir con diferentes festividades cristianas: San Juan, San Pedro, San Jaime, Santa María o San Ciriaco.
TIPOS DE BAILE
La forma de ejecutar los bailes varía sensiblemente de un pueblo a otro de nuestras islas.
Existen principalmente 4 tipos de danzas; «la curta», «la llarga», «sa filera» y «ses nou» (o dotze) rodades.
Por otro lado, en todos los bailes organizados de forma espontánea existían unas jerarquías. En primer lugar, siempre había un hombre encargado de organizar el baile y de poner orden en caso de enfrentamiento entre diferentes jóvenes. El nombre como se les conoce, normalmente, es «es el que porta es ball», y se encontraba presente en todos los bailes. Él se encargaba de sacar a la primera bailadora a hacer el primer baile, que solía ser «la curta».
Antes se consideraba un privilegio ser el primero en bailar y se solía dar prioridad a la chica que había limpiado y decorado los alrededores del pozo donde se bailaba, a los propietarios del pozo o de la era donde se hiciese el baile y, en el caso de encontrarse en una casa particular, se daba prioridad a la chica soltera, con su prometido, o bien con un hermano.
Una vez que «es que porta es ball» había sacado a la primera bailadora, otro joven ya podía bailar con ella y así sucesivamente. Mientras tanto se sacaba a la segunda bailadora y se continuaba hasta que habían bailado todas las chicas presentes. Se solía ser muy estricto con esta norma y todos los chicos bailaban con todas las chicas que estaban dispuestas a salir.
MODERADOR DEL CORTEJO
Ya iniciado el baile se tenía muy en cuenta el tiempo que se bailaba, sobre todo entre los jóvenes que cortejaban a una misma chica. Si se creía que un joven bailaba más del tiempo estipulado con una mujer, se podía provocar alguna discusión o incluso alguna pelea.
«Es que porta es ball» se tenía que encargar de solucionar los conflictos entre los jóvenes, actuando como responsable de todo lo que pasaba. Una vez que el baile se había producido con normalidad, él era quien también decidía cuando se tenia que finalizar. Para acabar, se volvía a hacer el baile de «la curta» y lo hacia la primera pareja que había abierto el baile.
RITMOS de la danza
En cuanto a las variantes rítmicas del baile, se distinguen dos tiempos que coinciden con las dos principales modalidades del baile: «la curta» y «la llarga». La primera es una danza con la que los más viejos inician el ciclo de bailes; «la llarga», en cambio, es una danza de aire más enérgico, en la que el bailador evoluciona haciendo grandes saltos y rápidas vueltas, acercándose y separándose de la bailadora, que se desliza en espirales cada vez más grandes.
Una variante de «la llarga» es el baile llamado «sa filera», en el que el hombre danza con más de una bailadora.
Un hombre bailando «Sa Filera» enseña sus habilidades a las bailadoras que van pasando en fila
Otro baile es el de «ses dotze rodades», también llamado «ses nou rodades»; es un baile de una gran carga ritual, en el que los bailadores hacen una serie de vueltas simétricas, alejándose y acercándose. Cuando se
encuentran en el centro, se unen por los codos y, a partir de la sexta vuelta o rodada, los dos bailadores llevan los brazos doblados con las manos a la altura del pecho. En esta danza el hombre no salta, sino que se desliza de forma parecida a la mujer.
Las pertenencias y accesorios
En la interpretación de estos bailes intervienen diversos componentes:
Los bailadores (mínimo una pareja, aunque el número de bailadores dependerá del tipo de baile)
Un «castanyoler»
Un «sonador» (de tambor y «flaüta»).
LOS INSTRUMENTOS
Las «castanyoles», el tambor y la «flaüta».
Las «castanyoles»: generalmente son hechas de madera de enebro. Dos medias y un «badall» o «ballador» componen cada castanyola. La media castanyola tiene forma de U.
Por debajo es plana y se encuentra el agujero. Por arriba la parte más alta coincide con el agujero y desde allí desciende hacia los lados.
El «badall» o «ballador» es una pieza de madera igual de larga que el ancho de la castanyola. Las tres piezas se unen con una cinta que también servirá para ajustar la castanyola a la mano del «sonador».
Las «castanyoles» pueden ser bordadas, bordadas y por encima pintadas o incluso estucadas y pintadas. Pero siempre con figuras geométricas y motivos vegetales. Las «castanyoles» ibicencas tienen un largo de alrededor diez y quince centímetros aunque las hay más grandes y más pequeñas.
El tambor: Se hace de una pieza de tronco de pino de unos veinte centímetros de altura y el mismo ancho. El pino se tiene que talar en la luna menguante de Navidad, julio o agosto. Se hace una sección del tronco del pino de la altura deseada y se redondea a ojo. Después con una gubia y una maza se vacía cuando aún está verde y se deja una pared de unos cinco milímetros de grosor. Eso es la «riscla». La «riscla» va estucada y por encima decorada con pinturas de motivos vegetales y formas geométricas. Las membranas que se utilizan son de piel de cabrito o de conejo. Las pieles se empapan con agua con lejía de ceniza de cáscara de almendra. Cuando las pieles ya se han pelado, se cortan en piezas redondas que se cosen al «vergueró», una anilla hecha con una rama de olivo joven. Después de coser la piel al «vergueró», queda una cabeza o tapón y se utilizan dos, uno a cada punta de la «riscla».
La «flaüta»: Es el único instrumento de viento que puede acompañar a los bailes.
Tiene poco más de dos palmos de largo y generalmente se hace de adelfa. La adelfa se vacía con punzones al rojo vivo. La parte superior acaba en forma de pico y puede tener incrustaciones metálicas. Tanto si es de metal como si no, esta parte superior tiene un agujero con un bisel, que será el que producirá el sonido. A esto se le llama luna. A la parte por donde se sopla hay un tapón, que es una pieza de pino que tapa la obertura sólo dejando un pequeño orificio y eso es lo que dirige el aire hacia la luna.
En la parte inferior de la «flaüta» hay tres agujeros, con los que, variando la posición de los dedos y la intensidad del soplido, se puede cambiar de escala y así conseguir una octava y media.
La «flaüta» se borda con grabados como los de que las «castanyoles» pero no se pinta nunca. Las melodías hechas con la «flaüta» se llaman «sonades» o «gaites»
La «flaüta» va siempre unida al tambor : los dos instrumentos se tienen que entender como un todo sólo dado porque son sonados a la vez la misma persona. El tambor, en cambio, puede separarse de la «flaüta» en determinados momentos, por ejemplo cuando, en un baile, no había ningún «sonador» de «flaüta» y por tanto sólo se sonaba el tambor para marcar el pie rítmico.
En ningún baile ni celebración podían faltar los «sonadors», que eran los encargados de tocar la música con el tambor, la «flaüta» y las «castanyoles». El «sonador» no siempre sabía tocar a la vez el tambor y la «flaüta». Durante las festividades al aire libre, cerca de pozos y fuentes, el ambiente y las condiciones acústicas propiciaban que pronto los músicos se duplicasen y saliesen así grupos de dos o tres «sonadors», que tocasen de la forma conjunta la misma melodía.
A partir de estas manifestaciones musicales colectivas nos comenzamos a referir a los músicos como escuadra de «sonadors»
Los «sonadors» aprendían de forma autodidáctica, escuchando a los «majors» que tenían en casa e intentando imitar a los otros músicos. Antes, la invención y la aportación personal de cada uno era muy importante y se reservaban el derecho de ir improvisando. Ahora en cambio, encontramos la música en los bailes muy unificada y se hacen sonadas diferentes para «la curta», «la llarga» y «ses nou rodades».
Para ofrecer las mejores experiencias, utilizamos tecnologías como las cookies para almacenar y/o acceder a la información del dispositivo. El consentimiento de estas tecnologías nos permitirá procesar datos como el comportamiento de navegación o las identificaciones únicas en este sitio. No consentir o retirar el consentimiento, puede afectar negativamente a ciertas características y funciones.